Sports De Ca Nostra

Hay momentos en la vida, como la situación que me tocó vivir ayer, donde te surgen dudas de si existe un Dios; si existe ha demostrado un gran egoísmo arrebatándonoslo en la pista para llevárselo al cielo y a la vez ha sabido elegir, ya que se ha llevado consigo un gran hombre, buena persona y amigo.

Lo conocí cuando era un adolescente allá por los años 90. Un día se presentaron tres chicos de Palma interesados en jugar con nuestro equipo cadete. Uno de ellos era José. Desde el primer momento ya se veía que estaba hecho de una “pasta” especial en todos los sentidos. Sin apenas tener conocimientos de nuestro deporte, lo único que había hecho hasta ese momento eran las tradicionales “monas” en la pista de la Plaça Fleming. Desde el primer momento me di cuenta que se trataba de un jugador especial en la pista, y sobre todo fuera de ella.

Fueron pasando los años y José se convirtió en el jugador franquicia del club. Siempre destacaba por su humildad y buen hacer, sin un mal gesto, sin una mala palabra, y como jugador, de lo mejor del club. Nadie se explicaba como con su físico podía jugar como lo hacía, cogiendo rebotes y encestando más puntos que nadie. La única explicación, la que siempre he pensado, es que jugaba con su enorme corazón, poniendo todo el empeño necesario para conseguir todo lo que se proponía.

Empezaron a llegar los éxitos del club, y en todos ellos estaba él acompañándonos ya que siempre fue fiel a sus colores. Un año, cuando estaba confeccionando la plantilla para la siguiente temporada, y a la pregunta de si quería seguir un año más en el club, me respondió con unas palabras que no se me olvidarán nunca en la vida: “Guillermo siempre estaré contigo hasta que tu me quieras”. Y así sucedió, él decidió el momento de la retirada, aunque si fuera por mi todavía estaría jugando.

José Ortiz vivió todos los ascensos del club, su club, primero como jugador y mas tarde como fiel seguidor. Por esta razón, y por lo que podía significar el quinto partido de play-off de ascenso a LEB Oro contra el Clínicas Rincón de Málaga, me pidió poder estar presente en ese partido ya que estaba convencido de que ganaríamos y porque quería ser uno de los primeros en poderme dar un abrazo nada mas terminar el partido por la gesta conseguida. Tengo que decir que para ese partido, determinante en la historia de nuestro club, tuve que pedir a José que se tenía que hacer pasar como periodista debido a la pocas entradas facilitadas por el equipo rival.

Y podría seguir escribiendo y contando anécdotas de todo lo que viví y compartí con José, ya que 18 años en el club dan para mucho, pero las lágrimas y la tristeza no me dejan seguir cada vez que pienso en él y la familia que ha dejado. Echaré mucho en falta sus mensajes de felicitación o de apoyo cada vez que se producía una victoria o una derrota importante.

José estoy seguro que las puertas del cielo se abrieron ayer por la noche de par en par para recibirte con los brazos abiertos; aquí en la tierra, los que nos hemos quedado, te recordaremos siempre como lo que eras, el GRAN CAPITÁN, ÚNICO E IRREPETIBLE.

Descansa en paz amigo, NUNCA TE OLVIDARÉ.

Bahia San Agustin