o es momento por tanto de estropear lo que la perspectiva histórica sitúa como la situación más favorable que nunca antes ha tenido el Hestia Menorca en una postemporada –en su única incursión previa en la segunda eliminatoria, en 2021 contra Zornotza, encaró la vuelta en una coyuntura radicalmente inversa, en la necesidad de recuperar un -11– de clasificarse para el cruce definitivo, por lo que ni el ‘locus amoenus’ en que reside el grupo menorquín (también por el hecho de jugar al resguardo de su hinchada, lo cual siempre es un valor añadido) altera un planteamiento interiorizado como un precepto cardinal en Bintaufa: partir de cero.
«Venimos a ganar; luego ya iremos pensando en recuperar los once puntos, pero habrá que arriesgar», proclamaron desde El Bierzo antes de emprender rumbo a Maó. Afirmación que concede mayor sentido al halo de prudencia del que durante la semana se ha ataviado el Menorca, que rechaza cualquier resquicio para la euforia. Más allá de tomar conciencia de que su amplia gama de recursos y su capacidad para optimizarlos dan para volver a dominar, como se hizo en la ida, a un rival en apariencia más limitado, pero en lo sustancial dotado de argumentos para competir ante cualquier exponente de la liga, la lectura de lo sucedido hace siete días se limita a glosar un episodio ya concluido. El primero de esta serie a dos.
Resolver el segundo en idéntico signo –o haciendo valer como definitiva la ventaja cosechada en la ida– reclamará al Menorca mantener el exuberante nivel defensivo y la tensión en el juego que exhibió en muchos pasajes del partido en Ponferrada. En ese marco, contener a Jorge Martínez y Álex Jordá, como se demostró en la ida, los elementos más productivos del Ponferrada, contribuirá exponencialmente a dar alcance al objetivo.
Por lo demás, pragmatizar el tremendo caudal de talento ofensivo que atesora el Menorca, empezando por Jackson (al que ‘pegaron’, y no poco, en la cita en El Bierzo, aunque está en perfecto estado y con deseo de reanudar la batalla; veremos hasta que punto el rigor arbitral es tan permisivo con sus ‘pares’ en el Pavelló), continuando por Stoilov (por envergadura y prestaciones, casi indefendible) y Nacho Arroyo (en el mejor instante de la temporada y de su carrera; quizá, actualmente, el mejor base de LEB Plata en competición), columna de vertebral arropada por un ramillete de recursos de lujo, ya sea Pol Molins, Alderete, los dos Pablos, Tamayo, Tomaic… a los que, con certeza, ni la sensible pérdida por lesión de Nikola Miskovic ha afectado en cuanto a rebajar su potencial, confianza o afán de triunfo. En suma, un equipo enfocado en ganar esta jornada y en seguir alimentando el sueño de LEB Oro.