Violencia en los terrenos de juego ; Las conductas agresivas de los padres son habituales en los campos pitiusos

21 marzo 2017 | Por lorenzo | Categoria: Fútbol Regional

thumb (1)Se reabre el debate de la violencia en las categorías inferiores y la necesidad de introducir normas de comportamiento para los progenitores de los jóvenes futbolistas

El bochornoso suceso del pasado lunes en Can Cantó, con un padre que saltó al campo con la intención de agredir al entrenador de su hijo, además de los sucesos ocurridos en los últimos días en Mallorca, reabre el debate de la violencia en las categorías inferiores y la necesidad de introducir normas de comportamiento para los progenitores de los jóvenes futbolistas.

La pasada semana, en Can Cantó, el partido alevín entre Insular B y Sant Carles tuvo que suspenderse porque un padre saltó al terreno de juego con la intención de agredir al entrenador de su hijo. En Mallorca, en pocos días, también se han producido dos actos violentos, con la agresión de un árbitro en un partido de Segunda Regional en Llucmajor y, este mismo domingo, una auténtica batalla campal entre padres de dos equipos infantiles en Alaró (ver más información en págs. 30 y 31).

 

La violencia en el fútbol parece ser el pan de cada día y es más normal de lo que parece en los partidos de categorías inferiores en las Pitiüses. «Cada semana estamos viendo conductas violentas, aunque sin llegar a las manos, pero parece que a los padres nos cuesta adaptarnos a según qué comportamientos», comenta Iván Córdoba, director deportivo del Rapid. «Hay campos a los que da gusto ir, pero otros en los que los incidentes son habituales», asegura, por su parte, Jesús Fernández, exárbitro y actualmente técnico de las categorías inferiores del Jesús.

Un ejemplo de mala conducta se pudo ver, por ejemplo, este domingo en el partido infantil entre Ciudad de Ibiza y Santa Eulalia (6-2). «Un hombre empezó a insultar a los jugadores del equipo contrario y los llamó cerdos y mierdas. A unos chicos de apenas 12 años. Te pilla con la sangre caliente y se monta una gorda pero, por suerte, le han pegado un par de voces y se ha calmado», comenta Ángelo, padre de uno de los integrantes del Ciudad de Ibiza.

«Es una cuestión de educación y los padres deberían ser los primeros en dar ejemplo. Hay que ir al campo a animar, no a insultar, agredir o abochornar a nuestros hijos. Quizá habría que sancionar más a los clubes que permiten según qué cosas. En el nuestro, por ejemplo, nos dan unas normas de comportamiento y, si algún padre se sobrepasa, nos llaman la atención», comenta Ana, madre de un jugador del Santa Eulalia.

Sólo vale ganar

En Can Misses-2, mientras tanto, se juega el partido cadete entre Penya Blanc i Blava e Insular, que acabó con 8-1 a favor de los blanquiazules. «He llegado a ver a un padre que quería pegar a un chico de 14 años en Santa Eulària. Estas circunstancias se ven en todos los campos y es algo habitual, aunque es un tema muy difícil de solucionar. Todos queremos ganar y un niño no es menos», dice Juan Marí, padre de uno de los futbolistas y que asegura que gran parte de culpa la tienen los propios clubes: «Hay equipos que potencian la competitividad y ganar a toda costa, como puede ser la Penya Blanc i Blava, y otros como Insular y Rapid, por ejemplo, que son cajones de sastre y los niños vienen rebotados de otros sitios».

«Estamos en una etapa donde desde la Federación o los gobiernos tampoco están haciendo nada para reeducar a niños y padres. En los clubes vale casi cualquier cosa y, desde prebenjamines, sólo vale ganar y ganar. Eso conlleva un exceso de competitividad que se traduce muchas veces en tensiones y agresividad», asegura Córdoba, que reconoce que el año pasado tuvieron que expulsar a un padre y una madre de distintas categorías por su comportamiento. «Queremos que los padres animen y participen, pero sin excederse», añade.

 

DIARIODEIBIZA

 

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