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Esta es, de largo, la derrota más dolorosa de la temporada. Tras empatar en el 87 un partido que parecía perdido, el Mallorca fue incapaz de mantener ni siquiera por tres minutos el resultado. El Huesca no sólo le marcó el 2-1 en el 93, sino que había tenido antes otra ocasión tremenda que evitó a bocajarro Cabrero. Un desastre absoluto. El peor de los ridículos.

Hasta el gol de Moutinho el Mallorca estaba pagando con la derrota en Huesca el problema endémico que viene sufriendo desde hace ya demasiados partidos: su empanada en el arranque de la segunda parte. Tras un primer tiempo digno, en el que tuvo una gran ocasión de gol -Dalmau, con todo a favor, disparó al muñeco- y en el que dejó sin opciones a su adversario, volvió a salir con una caraja de espanto tras el descanso y, por supuesto, el Huesca lo aprovechó con un gol de Melero al recoger el rechace de un córner.

Con mucho tiempo por delante para por lo menos pelear por el empate, el Mallorca había sido incapaz de proponer nada con sentido más allá de un remate a la parte superior del travesaño del central Ansotegi hasta que, a tres minutos del final, llegó el golazo de Moutinho que parecía ser definitivo, pero que sólo fue el prefacio a un cruel resultado. Casi de inmediato el Huesca tuvo el 2-1, pero Cabrero lo evitó a bocajarro, y en el minuto 93, como culminación al desastre final, Alexander Rodríguez cabeceó un centro lateral para darle la victoria a los de Anquela. Tremendo.

T.Maura