Selección Femenina ; Perder nuestro miedo trasladó el problema de bando

25 junio 2015 | Por lorenzo | Categoria: R.F.E.F.

miedo_9-20150625-231504Ya han pasado siete días desde la eliminación de nuestro primer mundial. Ese de Canadá. Ese donde todo cambió aunque no sabemos todavía hacia dónde. Han aparecido muchos medios y serán los mismos que se marcharán. No es malo si se consigue el fin que hay, el del cambio de director del banquillo de la selección.

Dijo Temprado, e Ignacio Quereda, que si se hubiera pasado a octavos esto no hubiera pasado y estoy de acuerdo. No hubiera pasado ahora, pero tarde o temprano tenía que suceder. Acostumbradas al ostracismo en nuestra propia Federación siempre habían sido nuestros sueños los que habían tapado el dolor. El paso a octavos era cumplir otro. Otro sueño que hubiera enmascarado la realidad. A diferencia del fútbol masculino nuestro fútbol se guía por una sola cosa, el corazón. Es posible que lo tengamos roto.

Tuvieron que salir en “Informe Robinson” explicando que cobraban 25€ por día para que se les subiera a otra cantidad irrisoria. Bien saben ellas que no fue fácil decir en público el dato, oculto entre la vergüenza y por qué no, el miedo a no volver. Y tampoco se dijo la cantidad para que se supiera, era un hecho aceptado, las chicas no juegan por dinero. El dinero no importa, es un sueño por cumplir el que les da alas. Por un sueño pides vacaciones en el trabajo, cambias horarios y haces maniobras para ir a jugar un Mundial. Nuestras 23 jugadoras vivieron un sueño que enmascaraba la pesadilla. La pesadilla oculta que se ha vivido desde 1988. Homenajes, medios de comunicación, entrevistas, sesiones de fotografía con los mejores modistos, periódicos, revistas, etc. Por fin se les estaba dando importancia. Un sueño enmascarador.

Llegó el primer partido con un ataque de entrenador. Cambió líneas, cambió jugadoras clave durante la clasificación, improvisó… bueno, desde el espectador se criticaba, pero es normal, cada uno tenemos un entrenador dentro. Le plantamos cara a Brasil sí, por lo menos 45 minutos. También tuvimos a Korea, sí, por lo menos 45 minutos. Lo que tiene que quedar claro y no sé si se esclarece, es que el mérito de esos minutos fue de ellas porque nuestro seleccionador parecía, durante los tres partidos, que estaba posando para el Museo de Cera.

Por lo menos también pasamos a la historia del fútbol femenino de Korea del Sur porque el partido ante España fue su primera victoria en un mundial y única hasta, por lo menos, 2019.

De aquella derrota llegó a la sala de prensa la frase más dolorosa que he oído en mis 13 años haciendo noticias de fútbol femenino: “Estoy más ilusionado que nunca”. Dolor de corazón, aquella frase fue un dolor de corazón. Ignacio Quereda dio un puñetazo en la mesa para asegurar que él iba a seguir al frente.

Un europeo, un mundial y sin juegos olímpicos. Esta generación sabe que no hay más que lo que ha habido. Esta generación ha sabido que era el momento de decir basta. Perdieron el miedo a perder. No perdían 40 euros al día, eso no, perdieron el miedo. Dicen que sólo somos libres cuando no tenemos miedo a perder y aquella frase de Quereda sentenció: “El futuro es igual y es conmigo” se leyó entrelíneas. En 15 segundos se fue el miedo que ocultaba la verdad.

No le ha funcionado a Ignacio Quereda la táctica del “divide y vencerás” que intentó hacer creer a los medios en el aeropuerto: “no son todas ¿eh?”. Ese argumento que tanto tiempo ha sido válido ya no lo es. “Estamos todas conformes con el comunicado”. Ninguna jugadora se ha desvinculado.

Y no, por muy malas formas que lo diga, no ha ganado nada más que una EURO en 2004 en categoría sub19 y otra medalla en el 2000. Participamos en el mundial de Tailandia sub20 como campeón de Europa, eliminadas en fase de grupos. Hasta que llegaron otros entrenadores Ignacio Quereda no ganó nada más que eso, por muy malas formas en que lo exprese. Francia ganó la Euro sub19 en 2005 y su generación explotó mucho antes que la nuestra en categoría senior, ¿por qué? Clasificarse no es igual a ganar. Un tercer puesto en una Euro en 1997, tantos años y tan poco hace que sean hechos aislados… Aislado dejó de ser cuando comenzaron a entrar entrenadores nuevos al organigrama. El resto de las medallas, 9, dos en Sub-19 y siete en Sub-17, las han conquistado entre Jorge y Ángel Vilda, ya desvinculado de 2013, porque “la Federación requería un perfil más joven”, qué paradójico.

Los medios de comunicación se han colmado de noticias que han ido subiendo de tono según han pasado los días y como decía Enrique Ortego “vamos a terminar con más vergüenza”, no, por ellas no. Por ellas tenemos que sentir orgullo. Aunque, siéndonos sinceras, la cosa está igual que hace siete días. Ya hoy, la mítica portera Roser Serra ha hablado de maltrato psicológico en El País. Ya está, los medios ya tienen las frases que desean.

No sabemos qué va a pasar de aquí a septiembre en que, teóricamente, es la primera convocatoria para preparar el europeo. Ellas han dejado caer que con él no volverán. Han hablado en medios generaciones dispares del pasado al presente y del presente al pasado y no ha tenido ni un solo defensor. Bueno sí, Vicente del Bosque, que habló de igualdad. Igual le convendría recordar que aquel mundial que ellos ganaron viajaron a Johannesburgo seis días antes de debutar (casi el doble que el femenino) y que jugaron cuatro amistosos, dos de ellos al poco de viajar. La peor parte es que todavía no se ha oído la palabra igualdad, simplemente se quiere respeto. No nos confundamos. Ya veremos qué se pide en el futuro, ahora respeto y dignidad. Por tiempo en el banquillo, por edad, por nuevas ilusiones. Hay muchos porques sin entrar en temas personales, que haberlas HAYLAS, pero sin ser morboso, el cambio es necesario.

A partir de ahora seguramente el tema se desinfle pero lo que está claro es que la moneda sigue en el aire. Y vale, juguemos por pasión, pero que nos dejen jugar. Y lo más importante, manteneos unidas porque como citaba Laura del Río en sus redes sociales:«La unión en el rebaño obliga al león a acostarse con hambre». Esto lo empezaron 23, pero todas sois esas 23.

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