El vestuario del Mallorca bajo sospecha

6 abril 2015 | Por lorenzo | Categoria: Real Mallorca

ldm004cd003222724Para solucionar un problema hay que detectar por qué se produce. Esta máxima se puede aplicar en todos los órdenes de la vida y también en lo que le está sucediendo al Mallorca en este último mes de competición. Miquel Solerdebe asumir su parte de culpa como máximo responsable técnico, pero de ninguna manera las miradas deben centrarse únicamente en sus decisiones. Ni mucho menos. Es la hora de fijarse con lupa en un vestuario que está bajo sospecha del mallorquinismo, que no entiende por qué sus futbolistas llegan siempre más tarde que el rival a la pelota o que es superado en actitud, velocidad y tensión.

Un punto de doce posibles en las últimas cuatro jornadas entra dentro de una cierta lógica en el fútbol, pero lo realmente preocupante es la imagen que están dando los bermellones, con los brazos bajados y con una alarmante falta de intensidad. La derrota ante el Lugo del pasado sábado se podría justificar en que el equipo se quedó con diez por el penalti de Saborit, que supuso un severo castigo porque obligó a jugar en inferioridad setenta y nueve minutos y ya con el marcador en contra. Pero eso sería engañarse porque ya llueve sobre mojado. Los doce minutos siguientes, en los que encajaron dos tantos más, fueron un bochorno impropio de profesionales y son el paradigma de lo que le está pasando al Mallorca. Absolutamente superados en todas las facetas por el adversario, sea el que sea, con un desorden que solo evidencia falta de concentración, y una indolencia difícil de entender. Por supuesto que es tarea del entrenador que esto no se produzca, pero es urgente que los futbolistas hagan autocrítica porque, más allá de las órdenes del ´Nanu´, los que están en el campo son ellos. La defensa fue una calamidad, empezando por un Gulan desastroso como central y como lateral izquierdo. Pero no sería justo centrarlo en un futbolista en concreto porque en la medular y en ataque también parecía un equipo sin alma.

Hay un problema de actitud, eso es evidente, más allá de cuestiones tácticas. Esta dinámica debe ser cortada de inmediato para que los nervios en la clasificación puedan empeorar la situación. El rendimiento de los jugadores ha caído en picado de verdad. Es como si hubieran perdido el compromiso adquirido porque, en muchos momentos del juego, no es un asunto del entrenador. Ni Karpin, ni Soler, ni el que sea, tienen la culpa de errores infantiles, imprecisiones constantes en el pase y falta de movilidad. De hecho, da la impresión de que han perdido la motivación de golpe.

Los rojillos están lejos de ser aquel equipo que ilusionó hace dos meses ofreciendo un juego atractivo y mostrándose como un bloque, tanto en ataque como en defensa. Llegó a colocarse a cinco puntos de las promoción de ascenso después de tres victorias consecutivas y había motivos para elevar las expectativas. Nada más lejos de la realidad. Entonces, ¿qué ha pasado?

La polémica generada la pasada semana después de que Joao y Xisco Jiménez cuestionaran públicamente la decisión de Soler de hacer rotaciones y cambiar el dibujo táctico, aludiendo a que no había que tocar lo que funcionaba, enrareció por completo el ambiente. Al preparador catalán no le gustaron esas declaraciones y las respondió cargando contra los suyos al asegurar que el futbolista buscaba excusas para seguir fallando. Y no se ha mordido la lengua a la hora de denunciar que sus pupilos no han ejecutado sus órdenes, tal y como sucedió en la calamitosa primera parte en Sabadell. Y el ejemplo lo dio el propio Soler en la sala de prensa de La Nova Creu Alta. Si ´el Nanu´ quiere que presionen más arriba para dificultar la salida del balón del rival, ¿por qué no lo hacen? Soler sonrió cuando en Lugo le preguntaron si creía que sus futbolistas le estaban ´haciendo la cama´. Lo negó, faltaría más, pero la falta de sintonía es evidente. Los malos resultados echan gasolina al fuego. Hay que apagarlo como sea.
diariodemallorca.es

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