Sports De Ca Nostra

Consumida la jornada 32, a diez partidos para el final de esta nueva astracanada, el Mallorca suma seis puntos menos que la pasada temporada y, lo que es peor, reproduce el peor de sus patrones. Hace justo un año, en este preciso momento, el equipo estaba situado a un solo punto de la promoción. Sin embargo, lejos de ir para arriba y alcanzar su objetivo, encadenó tras empatar ante el Recreativo en Son Moix una racha de seis derrotas consecutivas que le dejó al borde del abismo. Olaizola sustituyó a Carreras a falta de tres jornadas, y gracias a dos empates y una victoria se evitó el desastre del descenso a Segunda B. Creo que son circunstancias parecidas pero no análogas porque el descenso queda ahora bastante más lejos. Sin embargo, es cierto que si el próximo fin de semana no se gana al Racing se encenderán todas las luces de alarma, porque si analizamos el calendario final del Mallorca es para echarse a temblar, con partidos muy, pero que muy difíciles.

Tal y como defendí una y otra vez el año pasado y he repetido hasta la saciedad en éste, la plantilla del Mallorca tiene calidad suficiente para estar mucho más arriba y pelear por el ascenso. La realidad, sin embargo, dice otra cosa muy diferente. ¿Qué es lo que pasa aquí? En mi opinión, el nivel de exigencia del club hacia su plantilla es bajísimo, seguramente porque como consecuencia de los problemas institucionales que han asolado a la entidad los últimos años, el vestuario se ha encontrado con que los disparos iban hacia todas partes menos hacia ellos, y en estas condiciones los jugadores no han dudado en bajar el pie del acelerador. Os recuerdo que cuando el Mallorca descendió a Segunda buena parte del estadio despidió a los futbolistas con aplausos, en lo que yo creo que fue un caso único en todo el mundo.

Ojo. En parte les entiendo. Son profesionales que buscan lo mejor para sus respectivas carreras, y si lo que se encuentran aquí es un club inestable, lo lógico es que se lo tomen como una estación de paso hacia un destino mejor. No debería ser así, pero es lo que hay. Y no tiene pinta de que vaya a cambiar a corto plazo. Incluso aunque se consuma un nuevo cambio de entrenador, como muchos de vosotros reclamáis. Dudo mucho que se produzca el cambio que creéis. Sucedería lo mismo que con Carreras, Olaizola o el propio Soler. Reacción a corto plazo, sí.  Pero a medio plazo las aguas volverían a su cauce. Y ya sabéis que éste es un cauce estancado.

En los últimos cuatro años el Mallorca ha tenido entrenadores de carácter duro (Caparrós), de naturaleza diplomática (Manzano), ex-jugadores de reconocido prestigio (Karpin y Soler) y técnicos de nuevas generaciones (Carreras y Oltra). Ni uno solo ha dado resultado (no juzgo a Olaizola porque estuvo sólo tres jornadas). En cuanto a la plantilla, se ha renovado casi por completo, hasta el punto de que sólo quedan cuatro de los jugadores que bajaron a Segunda (Bigas, Martí, Joao y Pereira). Nada parece funcionar, pero en mi opinión la raíz del problema es el mensaje que se transmite desde arriba. Falta estabilidad y los futbolistas perciben que ahora tampoco la tienen, pese al cambio de propiedad. Y hasta que eso no varíe seguiremos metidos en un agujero negro. En un agujero negro muy profundo.
Tomeu maura Futboldesdemallorca