Sports De Ca Nostra

El mayor desafío al que se enfrenta el Real Mallorca es sobrevivir a Biel Cerdà. El partido más importante se juega en los despachos porque si Dudu Aouate rompe con el presidente solo habrá caos. Los dos han jugado muy mal la partida. El israelí tomando decisiones de calado antes de formalizar la compraventa con el argumento de que se fiaba de la palabra de Cerdà. ¿Cómo es posible que no supiera con qué tipo de personaje se sentaba a negociar? ¿Ha estado viviendo en una burbuja los dos últimos años? El pecado del presidente es el de siempre: enriquecerse sin importarle nada más. El mallorquinismo sigue apoyando mayoritariamente a Aouate, aunque solo sea porque es la llave para perder de vista a Serra y a Cerdà. Pero todo este asunto está erosionando seriamente su imagen y los pitidos que escuchó después del partido, aunque tímidos, le han hecho mella.

Condenados a entenderse
En realidad las duras declaraciones de Aouate contra Cerdà no cambian demasiado el panorama. Ni un ultimátum que lanzó con la boca pequeña. Se sabía que ambos estaban muy distanciados, pero se presupone que están condenados a entenderse. El israelí ha recorrido ya demasiado terreno como para dar media vuelta. Y el presidente no tiene ninguna gana de seguir al frente de una institución a la que desprecia casi tanto como el mallorquinismo le desprecia a él. En todo caso, nadie duda de que Cerdà va a estirar la cuerda tanto como pueda hasta dar el brazo a torcer.

Nos toman por tontos
Cada semana el Mallorca se empeña en parecer peor de lo que es en realidad. La plantilla está muy corta de talento y no hay demasiado a lo que agarrarse, pero los mimbres dan para algo más que para ser antepenúltimos. Ahora bien, no hay que tomar el pelo al personal. El vestuario ha desempolvado el argumentario del año pasado y de ahí solo salen brotes verdes y líneas ascendentes. Hay que tener paciencia y confiar en que el nivel de la categoría sea tan malo como el de la temporada pasada para que la promoción se ponga a tiro. Por lo demás, con solo cuatro jornadas sobran los pronunciamientos catastrofistas.
Desmemoria
Solo el desánimo que domina todas las esferas del club explica que José Luis Oltra se haya convertido en una especie de gurú del mallorquinismo. Fue lamentable el maltrato que sufrió con su despido, pero no olvidemos que fue incapaz de sacar nada provechoso de una plantilla cara y hecha a su satisfacción.

Orenga y Del Bosque
Es una pena que en este país no dimitan ni los seleccionadores. El éxito y el fracaso forman parte de la esencia del deporte, así que la renuncia de Orenga después del batacazo de España en la Copa del Mundo debería ser asumido con naturalidad. El problema es que tanto el seleccionador de baloncesto como Vicente del Bosque se han convertido en una especie de funcionarios de sus respectivas federaciones, chiringuitos en los que sus presidentes actúan como caciques. Orenga y Del Bosque se sienten cómodos respaldados por sus respectivos patrones y actúan como si no hubiera sucedido nada, ajenos a la duda y a la sospecha que marcará su trabajo a partir de ahora. Los cambios de ciclo exigen cambio de líderes, pero los dos técnicos le han cogido demasiado gusto a la poltrona.

Sin argumentos
Ni la ‘pole’ ni una caída de Marc Márquez son argumentos suficientes para que Jorge Lorenzo gane una carrera. Habrá que deducir que, o bien la moto no le da para más, o bien el mallorquín ha perdido la musa

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