Amos y esclavos
18 julio 2014 | Por lorenzo | Categoria: Real MallorcaSucede que, en muchas ocasiones, los amos de la teorĂa son esclavos de la prĂĄctica. CĂłmo olvidar las cruzadas anti subida del IVA del Partido Popular cuando opositaba contra Zapatero. No mucho tiempo mĂĄs tarde, sĂłlo un año despuĂ©s de llegar al poder, Rajoy quedaba retratado por su subida impositiva de cuatro puntos. Por aquel entonces tenĂan todas las respuestas a preguntas que nadie les habĂa planteado, despejaban la X notablemente pese a no necesitar evaluaciĂłn.
TambiĂ©n vivĂa muy cĂłmodo en la oposiciĂłn Utz Claassen cuando juzgaba las medidas tomadas por la direcciĂłn del club. Era soberanamente fĂĄcil agradar a todo el mundo desde la pura teorĂa, sabiĂ©ndose dueño de todas las soluciones a problemas ajenos. Ahora manda, decide y delega Ă©l (y CerdĂ , del que uno nunca sabe quĂ© esperar), y empiezan a vĂ©rsele las costuras. Ocurre ahora que la campaña de socios no gusta a todo el mundo, que no habĂa calculado que habrĂĄ socios que paguen diferente precio por un mismo servicio. Curiosamente, el propio Claassen llevĂł a los juzgados un caso similar en el que, en lugar de asientos, se le habĂan vendido acciones.
Ocurre tambiĂ©n que la direcciĂłn del club se estĂĄ viendo obligada a soltar lastre en su intento por hacer flotar globo. Regalar jugadores con fichas altas como Ășnica vĂa de escape, una huida hacia adelante sin beneficio econĂłmico. Era hartamente criticable durante la gestiĂłn anterior, pero parece inevitable ahora. Curiosamente, las fichas mĂĄs altas son, en teorĂa, las de los mejores jugadores, las de aquellos por los que se podrĂa sacar algĂșn euro. Sin embargo, despuĂ©s de haber airado los problemas financieros de la entidad es difĂcil que alguien tire un flotador en forma de oferta.
Las criticas, aĂșn lejos de ser feroces, estĂĄn obligando al consejero alemĂĄn a toparse de bruces con la realidad. Era todo mucho mĂĄs sencillo, sin duda, acertar siempre cuando las medidas no pasaban de ser teĂłricas. Pero se le llenĂł tanto la boca con lo que habĂan y no habĂa que hacer que ahora no le es fĂĄcil escapar del yugo de sus palabras. Su mayor delito es no haber aprendido de su predecesor, de cuĂĄnto hablĂł Serra sobre lo que no habĂa que hacer (Âżrecuerdan lo de que no habĂa que pagar comisiones?) antes de ser esclavizado por la realidad.
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