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­Miquel Soler aterriza en el Mallorca sin despegar los pies del suelo en su discurso. «El objetivo para esta temporada ya se verá. No podemos engañar a la afición diciendo que estaremos arriba», explicó durante el acto de presentación como técnico del primer equipo junto al presidente Biel Cerdà.

El catalán se mostró prudente en su comparecencia ante los medios ante el reto que se le presenta y que le ha servido en bandeja el director deportivo Miquel Àngel Nadal. «Ya no seremos un referente porque hay equipos que han bajado de Primera y esto es bueno porque nos quitará presión. El objetivo es ser competitivo cada partido, dar el máximo, si no podemos ganar, al menos no perder y si no, si tenemos que perder, que al contrario le cueste muchísimo ganar. Tenemos que ser un equipo incómodo», argumentó. Y compartió su diagnóstico acerca de los motivos que llevaron a los bermellones a fracasar en el curso anterior. «Uno de los errores que se cometieton era que se decía que se tenía que subir sin problemas. Poco a poco el equipo se alejaba de las posiciones de play-off y esto provocó una ansiedad que no se pudo controlar», dijo.

El entrenador, que confesó que se había enterado que ostentaría el cargo «por la mañana», desveló el cuerpo técnico que le acompañará en esta aventura al frente del banquillo bermellón: «Se tiene que acabar de definir pero todo apunta a que estará de segundo Pep Alomar, de preparador físico Xim López y Miki Garro como entrenador de porteros».

Soler dejó claro que está concienciado de las escasez de recursos económicos a la hora de confeccionar la plantilla, una situación bien distinta a la de hace un año. «En un nuevo proyecto, con un presupuesto diferente al que nos tenemos que ajustar y estamos mirando qué posibilidades de jugador podrían venir con la consigna de mallorquinizar el club –Cendrós y Truyols– y luego estamos buscando jugadores que conozcan la categoría y que nos puedan dar resultado desde el primer momento –Cabrero, Arana y Saborit–», señaló. Además, comentó que estará en permanente contacto con Nadal a la hora de opinar sobre los refuerzos. «Él es el que tiene la última palabra, pero siempre podré decir lo que pienso sobre las posibilidades que tengamos», indicó.

El gironí, que aseguró estar «muy contento e ilusionado por comenzar este nuevo proyecto», no ocultó que prefiere disponer de una plantilla corta que pueda ser reforzada por el filial, al que dirigió durante dos temporadas. «Soy de los que prefiere tener dieciocho jugadores de campo relevantes, más los dos porteros, y después en el B tener a un jugador por línea que pueda dar un buen rendimiento», argumentó. «Los del filial no tienen que tocar a la puerta del primer equipo, sino tirarla. Mi opinión es que tiene que haber un grupo de base con capacidad para afrontar los partidos y este grupo tiene que estar complementado por algún veterano y algunos jóvenes», añadió cuando fue preguntado, sin dar pistas, si Brandon, Company y Cedric se quedarán con los mayores.

Otro de los nombres que le pusieron sobre la mesa era el de Pep Lluís Martí, que está dispuesto a continuar una temporada más a pesar de sus 39 años. «Podría encajar, pero en su posición tenemos más opciones. Se le ha dicho que tiene que esperar, a pesar de ser quién es. Nos podría ayudar aunque no fuera siempre titular ni jugara los 42 partidos», expresó. Además, lamentó que Nsue y Alfaro estén más fuera que dentro del club. «Interesan deportivamente, pero económicamente es muy difícil», apuntó. Soler, que quiere un equipo «con equilibrio», no quiso analizar los constantes líos institucionales. «Se están corrigiendo cosas. Tenemos que ir en la misma dirección absolutamente todos», concluyó

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