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El Consell de Mallorca ordena al Real Mallorca que derribe una parte de la grada de Son Bibiloni, la que invade la franja de servitud de 18 metros de la carretera de Sóller, para que pueda legalizar su instalación. Así lo decidió ayer la comisión insular de urbanismo en una reunión en la que suspendió la tramitación de interés general que pretendía el club. Con los votos a favor del PP y del PSOE, y la abstención de MÉS, los políticos se han aferrado a un informe técnico que explica que no es necesario que se destruya la totalidad de la grada de la Ciudad Deportiva del Mallorca y no al que presentaron otros técnicos del Consell que exigían la demolición de la instalación. Joan Font, de la coalición nacionalista, anunció que se abstuvo porque invitó a que el club solucionara las irregularidades urbanísticas cometidas.

De los dos técnicos de prestigio citados por los grupos políticos, uno votó a favor y el otro salió de la sala a la hora de la votación. Curiosamente se trataba del arquitecto Guillem Reynés, expresidente del Mallorca y diseñador del proyecto inicial, que siempre ha defendido que el Mallorca tenía todos los permisos de Cort para la construcción.

El Consell abre la posibilidad a que la entidad presente otro proyecto y, una vez encima de la mesa, se someta al estudio de los técnicos del Consell por si existe la posibilidad de que no se tenga que tocar parcialmente la grada. O lo que es lo mismo, que todo quede en papel mojado.
Además, la Comisión de Ordenación del Territorio y Urbanismo instó al Mallorca a que presente un informe en el que explique y justifique las razones de interés general por el que reclama la construcción de una residencia de futbolistas en la Ciudad Deportiva. La tramitación de interés general fue solicitada por el Mallorca para poder ampliar y modificar las instalaciones de Son Bibiloni. El club tenía permiso para edificar un máximo de 1.700 metros cuadrados y construyó casi 4.000.
Fuente Diariodemallorca