Autores por omisión. Artículo de opinión.

3 mayo 2013 | Por lorenzo | Categoria:

untitledHay actitudes del todo reprochables en nuestro fútbol balear. Una o varias protestas a una actuación o decisión arbitral son, sin duda, parte del juego y pueden llegar a entenderse. Pero cuando las mismas protestas van acompañadas de insultos graves, la cosa cambia.

Hay equipos de fútbol que tienen entrenadores que, habitualmente, insultan a los árbitros. A veces, incluso -nos consta- hasta a sus propios jugadores. Cuando una conducta se convierte en norma acaba siendo un hábito, y cuando un determinado personaje adopta el insulto como norma de expresión, tan sólo queda levantar la voz y condenar enérgicamente dichos comportamientos y los de quienes callan ante los mismos.

Arbitrajebalear.com fue testigo del comportamiento dialécticamente violento que tuvo lugar el pasado miércoles, día 1 de mayo, el  entrenador de un equipo de liga Nacional Juvenil (equipo puntero y referente hasta la fecha del fútbol balear y en la educación en valores). Dicho comportamiento esperpéntico se cebó con el árbitro de turno y con uno de sus asistentes, que es menor de edad. La “fiesta”, el “espectáculo” y sus “gritos e insultos graves” fueron vistos y escuchados por todos los que nos encontrabamos allí. Navegando en el apartado de sanciones de la FFIB uno observa los antecedentes de este personaje a lo largo de las últimas temporadas, en cuanto al menosprecio a árbitros, y es entonces cuando cabe la siguiente reflexión: ¿el entorno que permite y tolera dichas actitudes no es cómplice de dicha conducta?

El buen nombre y reputación de según qué equipos y colectivos muchas veces es manchado por conductas y actitudes individuales que, para nada, reflejan los valores de determinados equipos y colectivos. Lo más triste es que muchas veces dichas actitudes son vitoreadas, consentidas y, tal vez, alentadas por quienes deciden mantener este tipo de modelos de educación y respeto en según qué banquillos de fútbol.

En el deporte los violentos no tienen cabida y según que individuos no deberían llamarse entrenadores, salvo que su título sea el de entrenadores de “mala conducta”.  El violento es violento, y lo es en cualquier ámbito de la vida. Pero en el deporte, el violento no debería tener cabida ya que deporte y violencia  son un binomio incompatible.

La reflexión debe ser para aquellas directivas y presidentes que, aún conociendo la “educación” de algunos de sus funcionarios oficiales -así se llaman los entrenadores según la normativa FIFA- permiten, amparan y toleran modelos de conducta que, por aquello del aprendizaje vicario, pueden llegar a copiar aficionados y/o jugadores de dichos equipos.

¿Son autores por omisión quiénes bajan la cabeza, callan y consienten este tipo de despropósitos sin condenarlos y sin tomar medidas para evitar que este tipo de personas manchen la imagen y la reputación de un determinado club? Todos conocemos el dicho “el que calla otorga”, y por eso hay que levantar la voz y condenar enérgicamente cualquier conducta antijurídica y delictiva, como lo es insultar impunemente a una persona, máxime si dicha persona es menor de edad, como lo es el árbitro asistente del partido en cuestión.

¡DEPORTE SÍ, VIOLENCIA NO! Este es el lema de la FFIB en el fomento del fair play, pero está claro que algunos lo olvidan. Por ello hay que recordarlo, para seguir levantando la voz contra cualquier actitud violenta.

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