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Mañana a las cuatro de la tarde se abrirán las puertas de Son Moix para acoger uno de los Consejos de Administración más importantes de los últimos años. Se trata de escoger presidente y consejero delegado, así como de determinar quién tiene el poder, si el grupo de Serra Ferrer o el de Claassen y Terrasa. La llave está en las manos de Biel Cerdà.

En principio parece que Cerdà y Serra tienen bien claro que seguirán juntos, lo que garantiza el control del club al actual máximo accionista. Ahora bien, salvo que Cerdà sea elegido también consejero delegado se va a producir un colapso importante porque Serra se verá obligado a someter a votación cualquier decisión de mínimo calado que pretenda tomar. No va a tener problemas para aprobarlas una tras otra porque ostenta la mayoría, pero ya os podéis imaginar lo que supone no poder hacer nada si antes no pasa por el Consejo.

Para que Cerdà sea elegido consejero delegado es imprescindible contar con el apoyo de Claassen, porque ese cargo necesita dos tercios de la cámara. Personalmente me parece difícil que el alemán le vote, porque eso significaría volver a dejar todo el control en manos de Serra.

Queda por último el cargo de presidente, pero es meramente institucional. Serra podría imponer al candidato que quisiera porque con mayoría simple es suficiente, pero su intención es que sea alguien de consenso, que contente a las dos partes. (Tomeu Maura)