Karpin: «Ni sé ni me interesa quién está detrás de Aouate»

20 agosto 2014 | Por lorenzo | Categoria: Real Mallorca

285Dialoga sin edulcorar las respuestas, concatenando las palabras tal y como vienen y sin prestarle demasiada atención a las cámaras que registran sus movimientos desde la distancia. Tres lustros después de inflamar al mallorquinismo desde la hierba del Sitjar, Valeri Karpin (Narva, 1969) se erige ahora en el último faro de Son Moix. En la esperanza de una afición hambrienta de estímulos y buenas vibraciones. El técnico ruso, que cumple una semana al volante del conjunto bermellón, desprecintará el sábado un proyecto salpicado todavía por los interrogantes, aunque él ya los haya despejado todos para enfocar únicamente a lo que sucede entre las líneas de cal. Asegura que solo viene a entrenar y que no tiene prisa por alcanzar la velocidad de crucero, pero reclama algo más de organización en las entrañas del club.

—Después de una semana en el club, ¿ha tenido tiempo de conocer la idiosincrasia del Mallorca?
—Estamos en el siglo XXI y desde cualquier punto del mundo, a través de internet, te puedes enterar de muchas cosas. Y eso hice cuando supe que había posibilidades de venir al Mallorca. Vi las últimas publicaciones, vuestras opiniones y más o menos me imaginaba cómo estaba el club. Sorprender, lo que se dice sorprender, tampoco me sorprende esta situación.

—Se da por hecho que Aouate va a tomar el control del club, pero parece que hasta que no se cierre del todo el acuerdo la incertidumbre va a estar ahí.
—Hasta que no se firme van a salir cosas, pero no sé cómo está el tema. Lo mío es entrenar y estar en el campo. Punto. No sé qué va a pasar e imagino que no lo sabe nadie. Ya veremos.

—En cualquier caso, usted llega como entrenador del Mallorca y no como técnico del proyecto que encabeza Aouate.
—He firmado contrato con el Mallorca pero todos sabemos cómo es el fútbol. Mañana pierdes tres partidos y estás en la calle. Y vengo solo como entrenador, que ya es bastante. Tampoco quiero nada más.

—¿Conoce a la gente que forma parte del grupo de Aouate?
—La verdad es que no. Yo hablo con Dudu y si detrás está su mujer o alguien más, ni lo sé ni me interesa. No es mi problema. Lo mío es la plantilla y entrenar.

—¿Desde que está aquí ha hablado alguna vez con Serra Ferrer?
—No, no lo conozco.

—¿Y con Gabriel Cerdà?
—En la presentación y hoy (ayer) en el acto de presentación de las equipaciones. Son las dos veces que he estado con él.
—A su llegada dijo que su objetivo es ganar todos los partidos. ¿Sabe lo que pasó el año pasado, cuando el equipo era el máximo candidato al ascenso?
—Lo sé y, de hecho, ya sabéis que estuve en mayo viendo el partido contra Las Palmas. Y que yo dijera eso no quiere decir que vayamos a ganar todos los partidos, pero el objetivo es salir siempre a hacerlo. Cómo se haga ya es otra cosa. Igual defenderemos más atrás, con balón o sin él. No creo que ganemos todos los encuentros pero sí espero hacerlo en muchos.

—¿El objetivo principal es ascender?
—El objetivo es ser humildes. Al menos para empezar. E intentar ganar en Valladolid. Todo el mundo dice que quiere ir paso a paso y creo que es lo correcto. Mi objetivo es estar lo más arriba posible, lógicamente. Tampoco existe la obligación de subir ya este año, pero en las dos temporadas que tengo de contrato sí que hay que intentar subir. El Mallorca debe estar en Primera División. Por todo.

—¿Cree que el gran problema del año pasado fue precisamente esa presión?
—Desde fuera se puede hablar, pero hay que saber lo que pasaba dentro. La presión era evidente, pero también es cierto que todos los rivales querían ganar al Mallorca.

—Cuando vino en mayo ya estuvo hablando con Olaizola, ¿en aquel momento ya se veía entrenando al Mallorca?
—Nos encontramos por casualidad en el mismo hotel, igual que con Aouate. Y no, en aquel momento estaba atendiendo mis negocios y ni me lo imaginaba. Luego he visto muchos partidos de aquellos meses pero el equipo ha cambiado muchísimo. Al menos he podido captar ciertas ideas de la categoría.

—¿El Mallorca de Karpin será de los que lleven el peso del partido?
—Una cosa es lo que me guste y otra, lo que pueda hacer el equipo. Ahora el cuerpo técnico debe adaptarse a las posibilidades de los jugadores, no al revés. Y lo mismo sobre los rivales y los campos, porque habrá que jugar en estadios peores que Son Moix.

—¿Pero conociendo la materia prima cree que hay una base para jugar bien al fútbol?
—Se puede jugar a casi todo. A ganar teniendo el balón y a defenderse saliendo a la contra. Lo de los sistemas de juego es muy bonito pero también hay mucho cuento. Lo más importante es adaptar a los jugadores un sistema que nos pueda dar puntos, que es lo que hacen el 90% de los equipos. Esa es mi filosofía.

—¿El club por dentro es tal y como esperaba?
—Lo que más me ha sorprendido es el estado de los campos, tanto Son Moix como Son Bibiloni. Desde fuera y viendo este clima pensaba que no podía haber campos malos, pero por desgracia es lo que más me preocupa.

—Se dice que el estado del césped es el reflejo de un club.
—No lo sé y no soy especialista en la materia. Igual es por el calor pero ahora mismo las instalaciones, que son buenas, no están bien cuidadas. Sabemos cómo está el club y que con dinero es todo mucho más fácil, pero tú puedes tener una casa antigua y tenerla bien cuidada. O limpia, al menos. No solo hablo de los campos. Y ahí sí que hay que poner orden. Si solo hay dos personas para cuidar cuatro campos es imposible hacerlo bien, así que hace falta orden. Si hace falta lo puedo hacer yo, no pasa nada. Y lo digo en serio. Cogeré un rastrillo y ya está, pero lo importante es que los jugadores no se lesionen por eso. Sería una incongruencia. Pero repito: con orden y ganas se pueden mejorar muchas cosas.

—Es el quinto entrenador en seis meses…
—Desde fuera parece una locura y supongo que desde dentro lo es más, pero ahora han venido nuevos jugadores que no han vivido eso. De momento solo he vivido un cambio, aunque a lo mejor, o a lo peor, habrá más (risas).

—¿Le ha sorprendido algo de lo que ha visto en el equipo?
—Más que sorprender, me han gustado mucho algunas cosas. El ambiente, el compromiso, las ganas…

—¿Y en qué cree que ha crecido la plantilla y en qué se ha debilitado?
—No quiero hablar del pasado porque hay que vivirlo desde dentro. Ahora veo muchas ganas, aunque no puedo sacar conclusiones de los amistosos. De todas formas sí que parece que el equipo ha mejorado defensivamente. A simple vista no se reciben tantos goles, ni tan fácilmente.

—En este momento, ¿cuánto tiene el equipo de Soler y cuanto de Karpin?
—Me hubiera gustado tener una semana más para trabajar pero los jugadores están asimilando lo que queremos.

—Da la sensación de que el equipo puede dar un salto de calidad si llega un buen delantero y si se queda Marco Asensio.
—Marco debería quedarse por el bien de todos, empezando por el suyo. Tiene cosas muy buenas, pero debe madurar mucho, como jugador y como persona, y está en el mejor lugar para hacerlo. En otros sitios no mirarán su edad y le exigirán mucho más. Es un jugador diferente, pero debe seguir mejorando. Y si el club puede mantenerlo sería fantástico. Si lo tiene que vender, dentro de unos años podrá sacar mucho más dinero que ahora. En cuanto a los delanteros, hay una lista y espero que lleguen cuanto antes uno o dos.

—Se trata de la posición en la que andan más escasos.
—Todo el mundo lo sabe. Se pueden buscar soluciones, como poner a Fofo ahí, o Pereira, pero no es su posición ideal. No son delanteros puros.

—Otro de los pecados del curso pasado era la falta de carácter. ¿Se ha propuesto imprimirle al grupo el que tenía usted como jugador?
—En fútbol siempre hace falta carácter. Y más en Segunda División. En el grupo he visto compromiso y también carácter. También es verdad que todo eso hay que corroborarlo a partir de ahora.

—Cuando vestía de corto era uno de los mayores villanos para el mallorquinismo y dentro de poco podría ser uno de sus héroes principales.
—¿Solo aquí? También en A Coruña. Y en Bilbao ni le digo. Me querían en muchos sitios. Es el fútbol, un ‘negocio’ en el que cada semana tienes un consejo de administración. Cada semana te pasan cuentas. Como dije en mi presentación, lo de besar el escudo no vale para nada. Hacen falta otras cosas. Se puede definir en una palabra: profesionalidad. Y yo como jugador era profesional, nada más. Cuando hablo con la gente del Deportivo o del Athletic me dicen que ojalá hubiera estado en su equipo.

—Su experiencia como técnico se reduce al Spartak. ¿Es eso un hándicap en una categoría tan compleja como la Segunda?
—Depende. La Primera española, por ejemplo, es más técnica que la rusa, donde manda más el físico. Y quizás se parece un poco más a la Segunda, salvando las distancias. Lo más importante es que ahora muchos jugadores ya saben lo que es ésta categoría
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