España apela a la épica para luchar por otro trofeo (5-5) y se cuela en la final contra Portugal

9 febrero 2018 | Por lorenzo | Categoria: Fútbol Sala
La selección de fútbol sala remonta y supera en la tanda de penaltis a Kazajistán, logrando su novena presencia en la gran final de la Eurocopa

Justo el mismo día que en Liubliana y en el resto de Eslovenia se celebraba la fiesta nacional conocida como el día de Prešeren, en honor a este poeta romántico, la selección española ha vuelto a escribir una oda al fútbol sala en una semifinal memorable frente a Kazajistán.

José Venancio López repetía el mismo quinteto inicial que en los dos últimos encuentros y el intercambio de golpes comenzaba desde el inicio con un Paco Sedano gigantesco, cuyas intervenciones le hacían superar los cien minutos imbatido durante la presente Eurocopa.

Pese a lo lírico del día en Eslovenia, pronto quedó claro que la semifinal no estaba para florituras, sino para una constante y agotadora guerra de guerrillas en las que se peleaba cada centímetro de espacio.

Miguelín, Ortiz y un eléctrico Álex lo intentaban para España con una Kazajistán que renunciaba de inicio a su habitual juego de cinco apoyándose en la versatilidad de su guardameta Higuita -no por casualidad toma ese apodo- para abrir el campo y llegar en un puñado de toques hacia la portería española.

El cierre zurdo Taynan, uno de los tres kazajos de origen brasileño, parecía un valladar inexpugnable con constantes apariciones en el área contraria. En una de ellas abría el marcador a los siete minutos después de varias claras intentonas.

La pizarra de Cacau estaba surtiendo efecto ante una España voluntariosa, pero sin remate. Sin embargo a la estrategia del técnico rival, el seleccionador español oponía su laboratorio de jugadas ensayadas.

Y la fórmula salía bien en el tramo final del primer tiempo. Primero con un saque de esquina botado por Bebe al igual que, al igual que en la primera jornada contra Francia, rebotaba en un defensa para significar el empate.

Era como si una inyección de aliento poético hubiese caído desde el cielo esloveno  en plena noche de Prešeren, ya que la inspiración llegaba hasta voltear el electrónico con otra acción de estrategia: Miguelín desde la derecha e imparable remate de Marc Tolrà antes del paso por vestuarios.

El partido ha tenido de todo, pero en último término la veteranía de los jugadores españoles decantaban la balanza

Ya en la reanudación volvía a tocar remar contra la marea porque el omnipresente Higuita soltaba uno de sus característicos zapatazos directo la escuadra española.

Aún con el golpe reciente, una combinación entre líneas de los kazajos la resolvía Taku para poner por delante a los de Cacau antes de que en otra acción de estrategia Bebe sirviese de nuevo para el gol de Joselito.

Con tablas entrábamos en el último cuarto de encuentro y Pola estaba cerca de dar el triunfo a España con un robo marca de la casa y remate abajo ante la salida de Higuita.

Podía haber sido el tanto definitivo, pero Douglas Junior en un chut desesperado a falta de apenas un minuto mandaba el partido a la prórroga.

En el tiempo suplementario, más de lo mismo. Miguelín sacaba astillas del palo de Higuita antes de incrustar el balón en la escuadra kazaja. El guardameta lo paraba todo y a falta de apenas dos minutos Zhamankulov lo dejaba todo para los penaltis.

Y fue ahí, en el último verso cuando el carácter campeón de este equipo -con goles de tres veteranos como Miguelín, Ortiz y Lin– llevó la obra al cantar de gesta y dejó la composición fúnebre para el contrario.

Y eso fue todo. Liubliana concluía su día de Prešeren con la selección española clasificada para la finalísima por novena vez en su historia. Seguro que el escritor esloveno, fallecido de cirrosis hace más de 150 años y de cuyo poema Zdravljica (un brindis) toma este país balcánico su himno nacional, escribiría hoy gustoso uno para la final ibérica del próximo sábado. Queda saber ahora quién se bebe el último esta embriagadora Euro-copa.

 

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