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Paco Natera Avisó el Portmany en la previa del partido frente a la UD Ibiza que iba a por todas, sin complejos y así ha sido. El equipo que entrena Vicente Fernández ha fastidiado el debut de David Porras con un gol en el minuto 90 que hizo justicia en el marcador después del incombustible trabajo a lo largo del partido de los sanantonienses. Los unionistas, sin la chispa y pegada de otras tardes, se vieron sorprendidos por la casta y valentía de un plantel que maniató a su rival y que, incluso, gozó de mejores opciones de gol.

Tras un primer tiempo disputado, en donde la ocasión más clara tuvo la firma del portmanyista Álex López, la UD Ibiza logró adelantarse en el marcador en el minuto 65 gracias a un remate de cabeza de Iván. En el primer disparo peligroso entre los tres palos, el conjunto de David Porras encontró la red para alegría de su afición, pero la expulsión de Hamza, que vio dos cartulinas amarillas en tres minutos, dio alas a un Portmany que buscó el gol del empate con fe y lo encontró sobre la bocina (Ficha Técnica).

El CD Ibiza, por su parte, ha logrado la primera victoria de la liguilla después de ganar con solvencia a un Formentera B que sigue sin puntuar (3-0). Los de Iván Córdoba dejaron encarrilado el enfrentamiento en el primer tiempo gracias a los goles de Barbosa e Imad. En la segunda mitad, fue Josua quien puso la puntilla a un equipo formenterense desconocido en este arranque de competición (Ficha Técnica). El Inter Ibiza mordió el polvo en el Kiko Serra ante un Sant Jordi que sacó petróleo del tanto en propia puerta del portero gualdiazul (1-0).

Tras la disputa de dos jornadas, la principal lectura que se desprende de este inicio es que la liguilla no va a ser ningún paseo. La UD Ibiza ha dejado de ser ese equipo que arrasó en la fase regular y en San Antonio ha sufrido para salvar un punto ante un Portmany que no va a renunciar a nada y que sigue mandando en la tabla. El CD Ibiza ha dado un paso al frente y avisa de sus intenciones, mientras que el Inter ha sido incapaz de superar a un Sant Jordi que toma oxígeno y que se la liará a más de uno. La que se avecina es buena.

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