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­El efecto Soler se ha desvanecido en solo dos jornadas, tiempo en el que el Real Mallorca se ha despedido de la pelea por meterse en la sexta plaza que da acceso a la promoción de ascenso. Dos derrotas consecutivas ante el Alavés y la Llagostera que han devuelto al grupo bermellón a la realidad y han contrarrestado la condición de revulsivo con la que llegó el técnico catalán al banquillo después de la destitución de Valeri Karpin.

Hay dos cosas que penalizan a Soler: las rotaciones que debilitaron al equipo en Mendizorroza y su desacierto a la hora de encajar a Marco Asensio en el esquema del Mallorca.

El técnico creyó conveniente dejar fuera del once a Truyols y a Pereira, dos de sus futbolistas más en forma, de cara al envite contra el Alavés. Sus relevos, Agus y Marco Asensio, no estuvieron a la altura y el Mallorca completó uno de los peores partidos de la temporada. El naufragio en Vitoria fue generalizado, pero quedó claro que las polémicas rotaciones solo sirvieron para menguar a un equipo que afrontó el duelo sin la menor intensidad.

Soler había anunciado en reiteradas ocasiones que iba a contar con más de once jugadores y que con él la línea que separa a los titulares de los suplentes iba a ser más delgada que nunca. Pero el experimento no funcionó y una semana después tuvo que rectificar alineando a su once de gala, incluidos Truyols y Pereira.

Tampoco ha dado con la tecla con Marco Asensio, un futbolista que ha acentuado su declive coincidiendo con el relevo en el banquillo. Soler no sabe cómo encajar al mejor futbolista de la plantilla y uno de los más destacados de la categoría. Sigue convencido que puede ofrecer un mayor rendimiento jugando en banda, pero la realidad le desmiente una y otra vez.

Marco ha perdido una influencia notable en el juego del equipo y su suplencia ya no es noticia. El futbolista ha perdido la confianza y el descaro que le distinguió hace dos meses. El sábado tuvo veinte minutos contra la Llagostera y no pudo celebrar su primera convocatoria con la selección sub´21 con una actuación convincente.

Soler confía en el cuarteto ofensivo formado por Arana, Joselu, Xisco y Pereira, y no tiene sitio para el canterano salvo que vuelva a probar con más rotaciones.

El manual del técnico catalán se centra en la pelota, pero tras unos inicios muy esperanzadores no ha servido para catapultar al equipo a la parte alta de la clasificación. Seis partidos después de llegar al Mallorca, el equipo duerme en una decepcionante decimoquinta posición.
Tres victorias consecutivas ante Osasuna, Barcelona B y Zaragoza dieron alas a un equipo que coqueteaba con la zona de descenso, vivía ajeno a la pelea por el ascenso y había tocado fondo encajando una bochornosa derrota a manos del Leganés.
El aterrizaje de Soler, combinado con los fichajes de Joselu, Yuste y Xisco, relanzaron al equipo y alimentaron el sueño de jugar la promoción de ascenso. Dos derrotas después, el objetivo es terminar el curso dignamente.
Diariodemallorca