Dramatica victoria de Rafa Nadal(6-2, 3-6, 6-7, 6-3,7-5)

21 enero 2015 | Por lorenzo | Categoria: Polideportivo

1421826044_076532_1421844791_noticia_normalTim Smyczek, que aprovechó la debilidad física de su rival para llevarle al quinto set, restó para el partido en el décimo juego de la manga de desempate. El número 3 mundial, que vomitó por dos veces durante el duelo, se cruzará con el israelí Sela por un puesto en octavos

Después de remontar un marcador adverso de dos sets a uno, una repentina pájara por deshidratación que le obligó a llamar al médico y a vomitar en la pista, Rafael Nadal se sobrepuso para meterse en la tercera ronda del Open de Australia tras derrotar a Tim Smyczek en cinco ajustadas mangas. El billete lo logró en la cuarta pelota de partido y lo celebró de rodillas.

Nadal empezó con la misma contundencia del día del debut. Ganó el primer set por un rápido 6-2 y Smyczek, 112 del ranking ATP, hacía su papel de víctima. Sin embargo, algo pasó en la continuación que cambió el desarrollo del partido y del torneo.

Nadal, después de recuperar la primera rotura en contra del evento por culpa de una doble falta a 135 kilómetros por hora, y situar luego el empate a tres juegos, se paró y nadie sabía porqué. Cualquier tiro de Smyczek, un jugador de 1,75 metros, era un ganador. Por contra, la mayoría de intentos por hacer algo del campeón de 14 grandes se estrellaban en la red o se marchaban más allá de la línea blanca.

Cuando el estadounidense hizo ‘break’ en blanco para adelantarse 3-4, su adversario ya llevaba más errores no fozados (19) que en todo el duelo de primera ronda con Mikhail Youzhny (15). Tim, procedente de la previa, empataba a un set con otra rotura en blanco que encendió todas las alarmas.

El lenguaje corporal de Nadal era preocupante pero más el de su banquillo donde estaba su fisioterapeuta Rafael Maymó y su médico Ángel Ruiz Cotorro. Roger Federer, en el partido anterior de la Rod Laver Arena, también se había dejado un set con Simone Bolelli pero nunca dio la sensación de que el suizo fuera a perder y de que el italiano fuera a ganar. Esta vez, el decorado era otro.

Smyczek se adelantó en el tercer parcial y el número 3 mundial empezó a servir primeros a 160 kilómetros por hora y a cometer dos dobles faltas seguidas. Lejos quedaba un servicio a 203 kilómetros por hora, su récord de velocidad en la presente edición del primer ‘Grand Slam’.

El estadounidense, natural de Milwaukee y que solo había ganado un partido en Australia como profesional, dominaba por dos juegos a uno, decantando a su favor los últimos cinco, cuando Nadal decidió pedir la presencia del médico del torneo. Salió también el fisioterapeuta y el supervisor. «Me siento mareado, como con calambres en el estómago y en todo el cuerpo», advertía.

Una pastilla era el único antídoto en mitad de un partido de tenis. Si Rafa hubiese estado en los octavos con Richard Gasquet o Kevin Anderson, en los cuartos con Tomas Berdych o en las semifinales ante Roger Federer o Andy Murray, el contratiempo le hubiera costado la eliminación. No con Smyczek porque la diferencia de nivel entre ambos contendientes es abismal.

La sensación de cansancio provocaba que el campeón de Australia en 2009 estuviera lento de movimientos. Daba igual. Smyczek nunca se creyó que pudiera estar en tercera ronda. Un error no forzado en la volea le dio el quinto ‘break’ a su adversario. Entre medias, Toni Nadal, a través de un recogepelotas, dio una medicación a su sobrino a la conclusión del séptimo juego del tercer set.

Rafa, antes de sacar para la manga, vomitó en una de las esquinas de la Laver Arena. Después llegaría la rotura de saque de Smyczek. El desenlace del drama llegaría en la muerte súbita y sería favorable a un tenista desconocido, que había perdido los dos partidos disputados contra ‘top10’: con Andy Murray en Los Angeles 2010 y ante David Ferrer en el Open de Australia de 2013.

Tras volver a pasar por el vestuario y vomitar por segunda vez, Nadal reaccionó como solo los campeones saben hacer para cerrar un marcador de 6-2, 3-6, 6-7(2), 6-3 y 7-5. A sus 28 años no ha perdido la ambición para ganar siempre y no perder nunca, por mucho que le persigan las adversidades.

El balear esperaba el viernes encontrarse con Lukas Rosol en tercera ronda y finalmente será Dudi Sela, el único tenista israelí en el ‘top 200’, ocupa el puesto 106, y que dio buena cuenta de Rosol por 7-6(2), 5-7, 7-5 y 6-3. La victoria de Sela tiene un doble méri to porque se produjo en las pistas exteriores, lejos de los tres estadios principales, y donde las condiciones de juego son mucho más rápidas.

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