El Mallorquín que entiende a los alemanes ,por Matias Valles

15 enero 2015 | Por lorenzo | Categoria: Real Mallorca

mallorcaSi quieres perder un amigo, procura que le den un cargo en el Govern o la presidencia del Mallorca. Doy pues por perdido a Monti Galmés, a cambio de reconocer que Uff Claasen, Herr Brócoli, endereza una trayectoria esperpéntica al nombrar presidente mallorquinista al ejecutivo de TUI. Digo presidente y no admito enmiendas. A riesgo de ser tildado de islamófobo, un alemán que parece extraído de un sketch de Agustín el Casta puede ser dueño pero no cabeza del club, al igual que sus compatriotas son propietarios de la isla desde las sombras.

Monti Galmés es el mallorquín que entiende a los alemanes, el director de hotel por excelencia en la costa meridional donde nació el turismo europeo bajo la enseña del Club Mediterranée. Quiere ser el mejor sin derrotar a los demás, el principio básico de la diplomacia mallorquina antes de la oligocracia hotelera. Es amable sin condescendencia, de ahí que prefiera cuatro estrellas a cinco. Tiene ideas propias sin pisotear las ajenas. No sé si ahora puede confesar que su deporte favorito se llama tenis, y que se enorgullece de haber albergado a Rafel Nadal en las pistas para todas las estaciones de su Club Robinson.

El nuevo presidente del club habla mallorquín con acento alemán y habla alemán sin ningún acento, en atención a los millones de turistas de calidad que ha traído a Mallorca. En efecto, hay lectores que fruncen el entrecejo por omitir aquí la polémica ampliación gigantesca de su establecimiento, solo que a la formulación de esas críticas también llegué antes. Es un hotelero, menudo descubrimiento, pero también el industrial heterodoxo del ocio que capitanea la oposición a la prolongación de la autopista de Llucmajor.

Del superpoblado Club turístico Robinson al náufrago Club deportivo Mallorca, siempre imaginé a Galmés más mallorquín que mallorquinista. En grado sumo en ambos casos. Proclamado en contra de la opinión de su esposa, intentará que la entidad deportiva funcione como un resort. A saber, con una directiva engrasada que evita el estrépito para garantizar el bienestar de la clientela.

Mis compañeros sabios en fútbol han conjugado desde estas páginas todas las variantes de «el Mallorca no tiene remedio». Es otra excelente razón para encomendarse a Monti Galmés, aunque admito que este artículo conserva reminiscencias del escrito de bienvenida a los Martí Mingarro, que me perseguirá siempre. En fin, otro amigo perdido y la solución menos mala para su segundo Club. Un propietario distante, un presidente distinto.
   Matias Valles www.diaridemallorca.es

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