Sports De Ca Nostra

En el transcurso de la temporada y de espectador en uno de los partidos disputados en Son Moix, el Mallorca forzó una acción de ataque que terminó en un saque de esquina a su favor, provocando el aplauso del público. A mi lado un aficionado me comentó: “Nos basta tan poco que ya aplaudimos aunque sea un córner”.

No puede evitar la sonrisa y aunque no hace falta añadir que la jugada no tuvo consecuencias, estos días aquella anécdota ha vuelto a mi memoria con motivo de los fichajes que se anuncian. Y es que nos conformamos con tan poco que hay quien se ilusiona con el fichaje de Cendrós, dicho sea sin el menor ánimo peyorativo y la máxima simpatía hacia Pau, una buena persona por encima de cualquier consideración.

Pero para generar ilusión en una masa social no sólo decepcionada, sino herida e incluso ofendida y despreciada, es necesario mucho más. De entrada poder publicar que el Consejo de Administración ha dimitido en pleno y, compraventa de acciones aparte, ha decidido dejar el proyecto en manos ajenas y, sobre todo, profesionales.

Nadie cree en un futuro basado en un conflicto permanente, sin ningún respaldo económico y completamente alejado de cualquier sentimiento mallorquinista o, lo que es lo mismo, desgajado de su entorno natural. Imposible confiar en una plantilla a medio confeccionar, o menos, basada en retales, cuando no deshechos, de otros clubs incluso más modestos, bajo la batuta de técnicos sin currículum que no tienen claro qué objetivos se pueden abordar, con qué presupuesto van a contar y ni siquiera qué papel quieren o prefieren desempeñar.
Se ha establecido una cadena de riesgo que, si arriba amenaza con la mismísima supervivencia del club, abajo deviene, dadas las circunstancias, en un reto inaceptable por las negativas consecuencias que un fracaso más que temible pudiera tener para sus protagonistas. Claro que peor sería aún para una sociedad que puede desintegrarse a dos años de su centenario. Alejandro Vidal Diariodemallorca.es