Descerebrado

14 agosto 2013 | Por lorenzo | Categoria: Real Mallorca

FutbolLlegaron Agus y Thomas, dos futbolistas de planta imperial. Grandes, fuertes y de gran envergadura. Ambos le proporcionarán al equipo un plus físico que será necesario en Segunda División. Sin embargo, en la misma medida que ha incorporado el Mallorca tejido muscular a su plantilla, ha perdido irremediablemente materia gris, algo tampoco desdeñable cuando de pura competición se trata.

 

Primero fue Pina, jugador sin grandes atributos visible, pero importante en la salida de balón. Su marcha, al igual que la de Giovani dos Santos era asumible e incluso comprensible, al fin y al cabo era uno de los valores en alza dentro de un grupo que acababa de sumergirse en el fango, de hacer un salto carpado y con tirabuzón al fracaso más absoluto. “Había que hacerlo”, se leía. “Era inevitable”, se escuchaba. Al fin y al cabo, se veían como ajustes necesarios para amortiguar la caída, pérdidas que dolían menos si servía para retener futuros pilares del equipo. Las patas del tresillo sobre el que debería descasar el nuevo Mallorca de Segunda División eran Víctor, Alfaro y Márquez. Algo indiscutible para la mayoría -por no arriesgar con la generosidad del “todo el mundo”-.

El caso es que, atosigado por el reciente y lamentablemente conocido tope salarial, y también por varios contratos francamente deficitarios en cuanto a coste/rendimiento, el Mallorca se ha desecho de Javi Márquez. No lo ha regalado, ni mucho menos, pero ha prescindido de sus servicios de cara a una temporada que puede considerarse la del todo o nada. Ha prescindido de su golpeo a balón parado, su tino en el paso en largo y sobretodo, de la visión y aportación neuronal que proporcionaba a un equipo que se ha quedado sin organizadores. Bien es cierto que la temporada pasada ofreció mucho menos de lo que se le intuye, pero era una de las esperanzas del equipo.

Topes salariales y rémoras aparte, lo único que ha impedido que el catalán siguiese en la entidad rojinegra ha sido su salario. El futbolista declaró que quería quedarse, aunque no puso de su parte para que el deseo se cumpliese. Ya se sabe, son las cosas del querer. También en la planta noble, obviamente, deseaban retenerle, pero querer no siempre es poder.

Cerrada ya la cesión del centrocampista, Serra Ferrer tendrá que apurar para buscar un nuevo cerebro para el equipo. Tià Sastre se encuentra en la recámara, pero parece difícil que un futbolista con la experiencia de Martí no le gane el puesto, algo que, asumiendo la titularidad del sorprendente Thomas, proporcionaría muy poca inventiva a la sala de máquinas.

Tiempo habrá para valorar si los movimientos han sido correctos o no. Si los fichajes rinden como se espera. Si las bajas se hacen notar más de lo deseado. De momento, a cuatro días del inicio de la competición, el Mallorca está descerebrado. (Futboldesdemallorca)

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