Sports De Ca Nostra

Nada que ver con el bodrio jugado el pasado sábado ante Haití. La victoria ante Irlanda, gracias a los tantos de Soldado y Mata, devuelve la estima a España, más por el juego y la intensidad que por la categoría del rival. El sufrido y peleado triunfo llegó gracias a las señas de identidad de una selección que lleva subida a la ola del éxito desde hace cinco años. El toque y la fantasía que representaron primero Silva y después Juan Mata, mezclada con la velocidad de jugadores como Pedro y Navas resultaron factores decisivos para llegar a Brasil con dos victorias en los partidos de preparación. 

 

El gol de Soldado y el postrero de Mata no despejan las dudas que la Selección sigue creando a la hora de encontrar esa referencia ofensiva que parece no tener desde el Mundial de Sudáfrica. Ante el combinado irlandés se tocó como la Roja tiene a bien hacer, pero la portería sigue siendo demasiado pequeña los delanteros.

 

Villa fue ayer el titular, ante Haití el turno fue para Fernando Torres, aunque el azulgrana no termina de encontrar ese punto de forma que le valió ser imprescindible en esta Selección. Ante Irlanda tuvo tres claras ocasiones, pero en ninguna de ellas ni acertó con la portería, ni tampoco en asistir al amigo más cercano. Se le nota con cierta ansiedad y eso se termina pagando. Soldado, por contra, se le vio más metido en faena, más en forma. Si frente a Haití se topó con los postes, ante Irlanda vio puerta y tuvo un par de ocasiones más. Aporta frescura y movilidad.

 

Irlanda se llevó cuatro en la pasada Eurocopa y anoche pudo repetir en el Yankee Stadium como bien podría haberse llevado un empate si Jair Marrufo, así se llamaba el árbitro, no anula un gol irlandés a ocho minutos del final por fuera de juego de Cox en el tanto logrado por St. Ledger. Jugada que llegó precedido de una magistral mano de un Casillas que fue ovacionado y al que Xavi le cedió el brazalete de capitán en cuanto pisó el verde.