Cómo debería ser una escuela de futbolistas

18 marzo 2013 | Por lorenzo | Categoria:
En otros escritos siempre he comentado que los padres deben saber escoger una buena escuela de fútbol para poder continuar, a través del deporte, esa formación integral que desean para su hijo. Y existen muchas escuelas que se preocupan de verdad por la formación de los jugadores. Son muchas pero hacen poco ruido porque lo marca su forma de ser, su estilo.
 
Me gustaría intentar desglosar las características fundamentales de una buena escuela de fútbol. Seguro que me dejo muchos aspectos pero no pretendo de ninguna de las maneras ser exhaustivo. Ustedes pueden añadir otras que enriquecerán el documento. Intentaré ir a las esenciales.
 
Hay que tener muchas expectativas puestas tanto en los alumnos como en los profesores.
 
Lo que se busca en la escuela de fútbol es ayudar al alumno a ser mejor jugador y mejor persona. Para conseguirlo es necesario un equipo de profesores de calidad que realmente estén por encima de los resultados y se preocupen de cada uno de sus jugadores para sacarles el máximo rendimiento posible con exigencia y a la vez con cariño. Con paciencia y a la vez con ambición. Debe trabajarse con un plan preciso y de forma profesional. Los profesores deben seguir un programa de enseñanza donde se incluye la parte técnica, táctica, física y los valores del deportista. No existe la improvisación.
 
Debe haber disciplina.
 
Los alumnos necesitan que se establezcan unos límites que les permite saber cómo deben actuar en todo momento. Esto les da mucha seguridad en su actuación. Si no existe esa disciplina, si no pasa nada nunca, el niño pierde esa seguridad en lo que hace y no se siente bien. Los chicos que acuden a la Fundación Marcet están muy contentos con los profesores que marcan mejor la disciplina. Se dan cuenta de que con ellos, aprenderán más porque les exigen más. Los entrenadores blandos, sin autoridad son muy poco valorados por nuestros alumnos. Pero a la vez, agradecen que de vez en cuando sean más cercanos y afectuosos. Cuando un jugador no responde al nivel de exigencia que se ha impuesto al grupo, se corrige inmediatamente porque queda claro que ahí se viene a trabajar duro. Por eso decimos siempre que en una escuela donde la formación es la prioridad, se consiguen siempre buenos resultados aunque no sea su objetivo principal.
 
Se debe crear un ambiente tranquilo donde impere el orden en todo momento.
 
Para poder concentrarse en el aprendizaje, debe existir mucho orden en todos los aspectos. Tener el vestuario ordenado y limpio, ir bien uniformado, iniciar las clases puntualmente, escuchar las indicaciones del entrenador, entrenar con la máxima concentración…El orden es un reflejo exterior del logro interior que representa el aprendizaje. En las escuelas de fútbol no hay gritos ni amenazas. El ambiente debe ser el más adecuado para que el niño se desarrolle al máximo de sus posibilidades. Eso no quiere decir que no encuentre dificultades y barreras que debe superar con esfuerzo y sacrificio pero hemos de procurarles el ambiente mejor para que pueda superarlo.
 
No se debe rechazar la competición. Algunos han cometido el error de crear escuelas de fútbol anulando la competición porque piensan que eso no les hace ningún bien. Sí a la competición y cuanto más alta, mejor porque cada partido es una posibilidad de aprendizaje. En el partido estás evaluando constantemente todo lo que has aprendido en los entrenamientos. Puedes comparar tu nivel con el de otros chicos de otras escuelas o clubes. Puedes corregir aspectos que pensabas que hacías bien. Consigues adquirir un nivel de intensidad que no te dan los entrenamientos ni los partidos de ligas internas. En una competición de nivel, el niño lo da todo al máximo y adquiere un ritmo en su juego muy elevado. Sin embargo, no a la competición si nos olvidamos de todo lo que lleva detrás y que acabamos de comentar. Las escuelas de fútbol deben estar llevadas por directivos que tengan claro que no van a distinguirse por los resultados deportivos sino por el buen trabajo de sus entrenadores en cada uno de los entrenamientos y por la mejora individual de cada jugador.
 
En una escuela de futbolistas, debe existir una forma de medir el avance de cada jugador
 
Hemos de saber marcarle metas altas y ambiciosas y ayudarle a que las consiga.
Para fomentar el esfuerzo, es bueno marcarle metas. Si no le marcamos esos objetivos, no conseguiremos que rindan más porque los jugadores van totalmente desorientados en su aprendizaje. Saber a dónde pueden llegar les motiva y se esfuerzan para conseguirlo a pesar de ser algo difícil.
 
La enseñanza debe ser de calidad
 
Y eso pasa por una selección de profesores de calidad humana y técnica. Pero esa calidad debe seguir aumentando mediante la formación continua, en un constante reciclaje ya que siempre se sigue aprendiendo. Los directivos deben proporcionarles nuevas formas para mejorar sus entrenamientos y la conducción del grupo. También deben proporcionarles herramientas adecuadas como son libros y documentos que profundicen sobre estos temas, charlas y coloquios con expertos, materiales que ayudan a mejorar los entrenamientos, etc.
 
En una escuela de futbolistas hay que ayudar a todos.
 
A los que tienen mucho nivel para que consigan una gran proyección y a los que no tienen tanto nivel para que rindan al máximo de sus posibilidades.
 
En una escuela de futbolistas hay que preocuparse de muchos temas que rodean a este deporte como son los estudios, las horas de sueño, la alimentación, la prevención de lesiones, la higiene, la alimentación, las dificultades de la adolescencia, etc. Son temas que hay que trabajar con los jugadores y con sus padres de forma constante.
 
En una escuela de futbolistas debe haber una muy buena comunicación con los padres ya que somos un complemento a la labor formativa que realizan con sus hijos. Si nos coordinamos bien, podemos ayudar mucho al niño. Si cada uno tira por su lado, no conseguiremos ser eficaces. Los entrenadores deben estar disponibles para iniciar una comunicación siempre que sea para la mejora del niño y no se toquen temas que corresponden únicamente al entrenador.
 
Estos son quizá los rasgos esenciales para que exista una verdadera escuela de futbolistas. Si perteneces a una, seguro que muchas de las cosas que se han dicho aquí coinciden con la tuya y otras no. Puede servirnos a modo de reflexión para mejorar nuestra escuela poco a poco.

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