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Una caida de Dani Pedrosa en la Tercera vuelta da el Titulo al piloto Mallorquin

Se abrió paso el sol en Phillip Island. Y saltó la sorpresa en MotoGP. Fue rotunda, sin tiempo para asimilarla. Jorge Lorenzo es otra vez campeón del mundo de MotoGP. Fue más sencillo de lo que él esperaba un minuto antes. En la curva 4, una paella de derechas, Dani Pedrosa, que salió a morder, como avanzó Lorenzo un día antes, se resbaló, se aferró a la moto y giró sobre sí mismo. Casey Stoner y Jorge lo superaron y Dani trató de hacer lo imposible. Recuperó la moto pero sólo para alcanzar el camino del pit lane. Tras el intentó denodado de los mecánicos por suturar las heridas, Pedrosa se retiró.

El título, segundo de su carrera en MotoGP, estaba casi servido. Jorge se convierte ya en el mejor piloto español de todos los tiempos, al superar a Álex Crivillé, el pionero, con un título extra en la categoría reina. Y es el cuarto de su carrera, dejando también atrás a su contemporáneo y máximo rival, Pedrosa, con tres.

La carrera sufrió cierto retraso. Las celebraciones por el título de Marc Márquez ralentizaron el protocolo de salida. Cuando se apagó el semáforo, Lorenzo supo qué hacer. También Dani, pero su estrategia era un riesgo, no podía intentar otra cosa que tirar a fondo y esperar un error de su oponente. Esta vía, sin embargo, estaba llena de cortados. El abismo se tragó las aspiraciones de Dani en poco más de una vuelta. Lo intentó, pero, desafortunadamente, le salió mal.

Jorge salió como una centella. Su puesta en escena en las arrancadas ha mejorado sobremanera en las últimas carreras. Tras encarar el primer obstáculo y salvarlo cómodamente, Pedrosa le tomó la delantera, para presionarlo, y poco después fue Casey el que lo rebasaba. Con dos Honda delante, el panorama se oscureció, pero este escenario se cambió pronto con la caída de Dani.

Desde ahí, ya con el Mundial en su mano, la carrera de Lorenzo fue agresiva, y aunque Casey Stoner tomó varios segundos de ventaja, también gracias a un susto del español, el de Yamaha consiguió mantener un ritmo muy próximo al de Stoner. Pero el australiano en su casa hace un pilotaje inefable. Su magia para conducir por las paredes en este trazado es inaudita.

Ante una multitud inusual, con 70.000 espectadores abrazando a su ídolo en su última comparecencia en casa antes de su retirada, se paseó, como es costumbre, y alcanzó la sexta victoria consecutiva en Phillip Island. Pero la mayor gloria hoy fue para Lorenzo, que iguala a Casey en campeonatos en MotoGP y el año que viene lucirá de nuevo el número 1 en su carenado.

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