R.C.D.Mallorca; Sonrisas y Lagrimas

28 septiembre 2012 | Por lorenzo | Categoria: FĂștbol, Real Mallorca
escudo Real Mallorca

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De mal nacidos es alegrarse de las desgracias ajenas. Por eso ayer jueves fue un mal dĂ­a para toda la familia mallorquinista, porque dos empleados del club perdieron su puesto de trabajo. Es el Ășltimo capĂ­tulo de una guerra que se ha cobrado ya muchas vĂ­ctimas, y que comenzĂł en el verano de 2.010, cuando fueron humillados y despedidos un puñado de grandes profesionales encabezados por Nando Pons. Se habĂ­a consumado la venganza dispuesta por Pedro Terrasa contra el anterior director deportivo.

Cuando Terrasa fue a buscar a Serra Ferrer para que le comprara las acciones a Alemany -porque así fue como sucedió-, uno de sus grandes objetivos era acabar con su archienemigo Nando Pons, al que acusaba de no haberle prestado apoyo en su primer despido del Mallorca a manos de Vicenç Grande. Por eso, cuando Serra Ferrer se convirtió en propietario una de las primeras maniobras fue arrinconar a Nando Pons y todo su equipo y acabar con ellos fulminantemente.

Eso significĂł la salida del Mallorca de muchos profesionales de gran nivel, algunos de ellos mileuristas, que fueron sometidos a un absurdo e injusto juicio sumarĂ­simo cuando en realidad su Ășnico pecado era trabajar en la secretarĂ­a tĂ©cnica de Nando Pons, por otra parte el mejor director deportivo de la historia del club. AsĂ­ salieron de la entidad Paco Navarrete, Marcos MartĂ­n de la Fuente, Miguel Magaña o el propio Gustavo Siviero, a quien le comunicaron su despido cuando subiĂł a las oficinas a hacer unas fotocopias. Otro damnificado colateral fue el abogado Miquel Ballester, al que no se echĂł porque no tenĂ­a contrato, pero con el que se dejĂł de contar pese a llevar mĂĄs de 20 años en el club efectuando casi a coste cero trabajos legales importantĂ­simos, como la redacciĂłn del contrato de traspaso de GĂŒiza o de la cesiĂłn de Borja Valero.

Nando Pons y su equipo fueron tratados como criminales, llevados a la palestra y responsabilizados de todos los males del Mallorca, cuando en realidad su trabajo habĂ­a sido espectacular (los Ășltimos ejemplos, los fichajes a coste cero de TomĂĄs Pina y Michael Pereira, actuales baluartes de la primera plantilla). Pero eso daba igual. La venganza de Pedro Terrasa habĂ­a sido ejecutada.

Un año mås tarde las tornas cambiaron radicalmente, aunque eso quien mås quien menos lo veía venir. Terrasa y Serra Ferrer se enfrentaron gravemente, en teoría porque Terrasa denunciaba irregularidades en el fichaje de Alfaro -algo que no se cree absolutamente nadie, porque no sólo es que no hubiera nada raro, es que el propio Terrasa firmó repetidamente operaciones similares mucho antes de la llegada de Serra-, y el pleito pronto salpicó a todas las åreas del club. Los hubo que se pusieron del lado de Serra -båsicamente toda el årea deportiva- y los hubo que se pusieron del lado de Terrasa -båsicamente toda el årea administrativa-. A partir de ahí, las tormentas fueron contínuas, con Claassen alineåndose del lado de Terrasa.

Al final, sin embargo, ha sido Serra Ferrer el que ha ganado la batalla, que culminĂł con el despido de Terrasa al final de la pasada temporada. Ayer jueves, varios mses despuĂ©s, dos de sus principales aliados, el gerente Juan Barrios y la directora de la FundaciĂł, Aurora Sampol, han abandonado el club tras ser despedidos. Es muy triste, en efecto, porque en definiva son vĂ­ctimas colaterales. Sin embargo, que a nadie le quepa duda de una cosa: si la guerra civil hubiera acabado con otro resultado, los despidos en el ĂĄrea deportiva habrĂ­an sido mĂșltiples. El ejemplo de lo sucedido con Nando Pons y su equipo es muy ilustrativo. ÂżHa valido la pena sembrar el camino de cadĂĄveres de esta manera? Sinceramente creo que no.
Tomeu Maura

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